La Suegra
Hace mucho tiempo, una joven llamada Lili se casó y fue a vivir con el marido y la suegra.
Después de algunos días, no se entendía con ella. Sus personalidades eran muy diferentes y Lili fue irritándose con los hábitos de la suegra, que frecuentemente la criticaba.
Los meses pasaron, Lili y su suegra cada vez discutían más y peleaban.
De acuerdo con una antigua tradición china, la nuera tiene que cuidar a la suegra y obedecerla en todo. Lili, no soportando más vivir con la suegra, decidió tomar una decisión y visitar a un amigo de su padre. Después de oírla, el tomó un paquete de hierbas y le dijo: 'No deberás usarlas de una sola vez para liberarte de tu suegra, porque ello causaría sospechas. No discutas, ayúdala a resolver sus problemas. Recuerda, tienes que escucharme y seguir todas mis instrucciones. “Lili respondió: Si, Sr. Huang, haré todo lo que el señor me pida.
Lili quedó muy contenta, agradeció al Sr. Huang, y volvió muy apurada para comenzar el proyecto de asesinar a su suegra segun ella con las hierbas que le habian otorgado.
Un día Lili fue nuevamente en procura del Sr. Huang, para pedirle ayuda y le dijo: Querido Sr. Huang, por favor ayúdeme a evitar que el veneno mate a mi suegra. Ella se ha transformado en una mujer agradable y la amo como si fuese mi madre. No quiero que ella muera por causa del veneno que le di.
El Sr. Huang sonrió y señalo con la cabeza: 'Lili no tienes por que preocuparte. Tu suegra no ha cambiado, la que cambió fuiste tú. Las hierbas que le di, eran vitaminas para mejorar su salud. El veneno estaba en su mente, en su actitud, pero fue echado fuera y sustituido por el amor que pasaste a darle a ella'.
A veces creemos que las exigencias de Dios son muy duras. Creemos que no tenemos porque obedecerlas. Sin embargo, una vez que probamos su amor, la obediencia fluye sola. Jesús nos cautiva con su amor y entonces cuando lo probamos no nos cuesta obedecerlo.
Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Juan 15:10
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