jueves, 28 de octubre de 2010

SEMBRANDO SEMILLAS





Habia  un hombre que subia todos los dias al autobus para ir al trabajo.

Una parada despues en el mismo camino, una anciana subia al autobus y se sentaba al lado de la ventana



La anciana abria una bolsa y durante todo el trayecto, iba tirando algo por la ventana y era de esperarse que lo hacia una y otra vez.
 
Un dia, intrigado, el hombre se le acerco y le  pregunto que era lo que tiraba por la ventana.

¡Son semillas! le dijo la anciana.

¿Semillas? ¿Semillas de que pregunto el hombre?

De flores… es que miro afuera y esta todo tan vacio parece un desierto…Me gustaria poder viajar viendo flores durante todo el camino. ¿Verdad que seria bonito?






 
El hombre ligeramente dijo pero las semillas caen encima del asfalto, las aplastan los coches, se las comen los pajaros… ¿Cree que sus semillas germinaran al lado del camino?



Seguro que SI. Aunque algunas se pierdan, algunas acabaran en la cuneta y otras donde hay buena tierra, con el tiempo, brotara mas de una.

Pero…tardaran en crecer, necesitaran agua…

YO HAGO LO QUE PUEDO HACER. ¡Ya vendran los dias de lluvia y veremos el resultado exclamo!




 
La anciana siguio con su trabajo… Y el hombre bajo del autobus para ir a trabajar, pensando que la anciana habia perdido un poco la cabeza y que mas bien ensuciaba las calles con tan poca cosa.

Unos meses despues, yendo al trabajo, el hombre, al mirar por la ventana, vio todo el camino lleno de flores…

¡Todo lo que veia era un colorido y florido paisaje!






 
Se acordo de la anciana, pero hacia dias que no la habia visto. La Curiosidad no espero, se levanto y pregunto al conductor:

¿La anciana de las semillas? Donde estara, tengo dias de no verla.. 

Pues, ya hace un mes que murio le respondio el conductor.

 
El hombre volvio a su asiento y siguio contemplando  el paisaje.

«Las flores han brotado, se dijo, pero ¿de que le ha servido su trabajo? No ha podido ver su obra».



De repente, oyo la risa de un niño pequeño. Una niña señalaba entusiasmada las flores…

¡Mira, papa! ¡Mira cuantas flores! .........mira que bellas como Dios las creo, papà mira esa de color roja, papa mira otra amarilla, mira que divinas son..............




¿Verdad que no hace falta explicar mucho el sentido de esta historia?

La anciana de nuestra historia habia hecho su trabajo, y dejo su herencia a todos los que la pudieran recibir, a todos los que pudieran contemplarla y ser mas felices.



 
Aquel hombre, desde ese dia, hace el viaje de casa al trabajo con una bolsa de semillas que va arrojando por la ventanilla.

Siembra amor y recibiras amor,
Siembra la verdad y viviras en la Verdad
Pero.. Siembra la palabra de DIOS y haras el trabajo de la la Obra la cual Salvara Vidas, Traera felicidad y dejaras un Legado de Bendiciones a todas las familias que puedan ser Salvas por medio de una Semilla de Amor y Verdad en Cristo Jesus..






No dejes de sembrar cosas buenas…
Porque a su debido tiempo segaremos sino desmayamos...

At. Geovani








CUERDAS FLOJAS







Carlos Wallenda, osado equilibrista, comenzó a cruzar el precipicio rocoso de Tallulah, Georgia, en los Estados Unidos de América, caminando por un cable de trescientos metros de largo. El cable estaba suspendido sobre un abismo que tenía doscientos trece metros de profundidad.



El intrépido artista circense, jefe de la renombrada familia de acróbatas Wallenda, caminó por el cable mientras masticaba una barra de caramelo. Por si eso fuera poco, a mitad de camino se paró de cabeza sobre el cable, y agitó los pies, saludando así a los treinta y cinco mil espectadores.

Cuando le faltaban aún ochenta metros para llegar, los electrizó a todos, ya que pareció haber perdido el equilibrio. Pero se repuso, siguió su increíble recorrido sobre el abismo, y llegó sano y salvo al otro lado.




Una de las hazañas más impresionantes del mundo es la que realizan, como si fuera relativamente fácil, los acróbatas y equilibristas del circo. Casi ninguno de nosotros se atrevería jamás a hacer tal cosa, ni aunque nos ofrecieran una fabulosa suma de dinero. Y no obstante todos caminamos a diario, sin saberlo, por una cuerda floja, sobre el insondable abismo de la perdición eterna.

La tensión del cable suspendido sobre ese abismo moral y espiritual es tal que llega a ser una cuerda floja en la que se balancean el acierto y el desliz, la cordura y la caída, el bien y el mal, la virtud y el pecado. Y el riesgo que corremos cada día, caminando sobre ese abismo de la perdición, es mil veces peor que el que corren quienes cruzan los abismos y las cataratas más impresionantes del mundo.





Por lo tanto, más vale que no tomemos a la ligera ni arriesguemos innecesariamente el éxito de nuestra travesía por la cuerda floja que es la vida. Es una sola vida la que Dios nos ha dado, y no hay por qué correr el riesgo de echarla a perder eternamente. A eso se refería San Pablo en la primera carta que les escribió a los discípulos de Cristo en la ciudad de Corinto. «No quiero que desconozcan, hermanos —les advirtió— que [todos] nuestros antepasados... atravesaron el mar.... [y] sin embargo, la mayoría de ellos no agradaron a Dios, y sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto.

»Todo eso sucedió para servirnos de ejemplo, a fin de que no nos apasionemos por lo malo, como lo hicieron ellos.... No cometamos inmoralidad sexual, como algunos lo hicieron....

»Todo eso... quedó escrito para advertencia nuestra, pues a nosotros nos ha llegado el fin de los tiempos. Por lo tanto, si alguien piensa que está firme, tenga cuidado de no caer.»